Siervo de Dios:

Padre Riverito

Un agustino humilde al servicio de todos

¿Cómo lo recuerdan quienes lo conocieron?

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Una mirada cercana del
P. Agustín Crespo, OSA

Una mirada cercana del P. Agustín Crespo, OSA

El P. Agustín, quien conoció de cerca al P. Riverito y ha acompañado de manera constante su causa de canonización, comparte en este espacio algunas reflexiones sobre su vida, su ejemplo de fe y su legado espiritual.

Sus palabras nos ayudan a comprender mejor quién fue el P. Riverito y por qué su testimonio sigue inspirando.

El camino hacia los altares

La Iglesia reconoce en los santos la obra de Dios en quienes vivieron el Evangelio con fidelidad. Este es el camino que recorre el Padre Riverito, reconocido como Siervo de Dios, dentro del proceso de canonización.

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Oración privada por su beatificación

¡Oh, Señor Dios mío! Tú has prometido ensalzar a los humildes de corazón y a aquellos que enseñaron a los hombres la justicia, la paz y el amor, brillar como estrellas en el cielo, dígnate glorificar a tu hijo Serapio, haciendo que su nombre resplandezca entre los de tus santos y escogidos.

Multiplica, Señor, tus gracias en favor de los que las pidan por su mediación, haciéndote presentes la fe, el amor, la humildad y la fortaleza con que él te confesó en la vida; y concédenos que pronto veamos a la Iglesia, nuestra Madre, honrar su memoria, ofreciéndonos en tu servidor, P. Riverito un nuevo modelo a imitar.

Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

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Testimonio de Fe

  • Él ha hecho muchos milagros y uno de ellos, soy yo. Yo fui diagnosticada con cáncer en grado 3 en el 2019, yo ahí me encomendé mucho con él, oraba mucho y estoy casi 3 años ya libre de esta enfermedad.
  • Yo lo veía muy entregado a Dios y sobre todo con su humildad y sencillez. Si hubiese tenido que sacarse la camisa para vestir a otros, estoy segura que lo hubiera hecho.
  • Sobre la Virgen María, nos decía “Amen a la madre”. Tenía una gran devoción a la Virgen María.
  • Tenía a bien aconsejar a los miembros jóvenes de los grupos y les decía que sean ejemplo para los jóvenes. Siempre nos decía: “Ustedes son formadores y deben ser ejemplo en sus comportamientos para los demás”. “Siempre hay que respetar”
  • La humildad, porque lo vi siempre una persona muy entregada hacia Dios y a los demás, entregado a los enfermos y la reconciliación con Dios. Era trabajador por el Reino de Dios. Él no quería sobresalir, él trató de trabajar sin que nadie se diera cuenta, sin hacer alarde de ello.
  • El P. Riverito me comentó con una tranquilidad única sobre su enfermedad, con una resignación cristiana. A mí sí me afectó la noticia y le dije: “Padre, qué pena” y su respuesta fue: ¿Por qué pena? ¡Oración hija, oración!

Lucinda Rivera Escobedo

Testimonio de Fe

  • Era un amante de la Eucaristía y de la Virgen María, una devoción especial de la Madre del Buen Consejo y a la Madre de la Consolación. La Eucaristía era el centro de su vida.
  • Nos contaba la historia de un niño de España, le denominaba el artillerito de Dios, era una analogía sobre el amor que le daba el niño a Jesús cuando visitaba al sagrario y utilizaba esta historia para invitarnos a amar a Jesús en la Eucaristía y darle “cañonazos de amor a Jesús” Sus prédicas siempre eran sobre Jesús Eucaristía, en el colegio propagaba la fe mediante revistas como los Aguiluchos y Misión sin Fronteras.
  • Para él, el sacerdocio era un regalo de Dios, tengo un recuerdo bonito de la ceremonia de la primera comunión el 19 de setiembre de 1993, me impactó su testimonio y me cuestionó la vocación sacerdotal. Me dejó una semillita en la historia de mi vida, su figura influyó en mi decisión vocacional. Tuve la gracia de recibir la comunión de sus manos bajo las dos especies y fui el primero en comulgar.
  • Las personas que siempre lo rodeaban eran gente sencilla y pobre, los atendía con una predilección especial. Se daba tiempo para atender a los que lo buscaban y los trataba con mucho afecto. Había una disposición total, siempre estaba ayudando a los demás y sacaba tiempo de donde no había, era increíble.

Fr. Diomer Rodriguez Vásquez, OSA

Testimonio de Fe

  • Era un santo, una persona humilde y su amor a la Eucaristía que siempre demostraba. A pesar de su enfermedad hasta el final siempre pedía que le acompañen a celebrar la misa.
  • Siempre aprovechaba en todo momento para evangelizar a los demás.
  • Si era posible se quedaba sin nada para dar a los pobres y se acordaba los nombres de todos los viejitos, tenía un celo especial por atender a los enfermos y les facilitaba los sacramentos.
  • Se daba de por vida, no medía la hora para brindar la confesión. Podía pasar más de una hora y seguìa en la confesión.
  • Como penitencia pedía sacar copias de algunas frases del catecismo y citas bíblicas o de aguiluchos y misión compartida para evangelizar.
  • Mostraba preocupación por evangelizar a los niños, jóvenes, adultos y ancianos.
  • Con Dios, para Dios y por Dios. Esa era su frase y la usaba de manera constante.
  • Había una canción: “Virgencita de todos los niños», y se entonó el día de su misa de cuerpo presente. Él nos dió la copia de la letra y nos pidió que la cantemos cuando se fuera al encuentro con Dios.

Marianela Matsuo Ywashita

Siervo de Dios

Para ser Siervo de Dios, la Congregación para las Causa de los Santos examina y publica el informe Decreto Nihil Obstad, con lo cual nada impide el inicio del proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios.

Venerable

Para ser Venerable se examinan los documentos de los testimonios de personas que conocieron al Siervo de Dios, escritos y virtudes  y son estudiados por la Congregación para la causa de los Santos, quién los aprueba y reconoce en él virtudes heroicas, denominándolo así Venerable.

Beato

Para ser Beato se requiere que por la intercesión del Venerable se haya realizado un milagro y su posterior verificación por Cardenales, Obispos, Teólogos y Médicos. Si la persona es posible mártir no es necesario el milagro.

Santo

Para ser Santo se requiere que por la intercesión del Beato se haya realizado otro milagro y su posterior verificación por Cardenales, Obispos, Teólogos y Médicos. Si la persona es posible mártir solo necesita un milagro durante todo el proceso. 

El nombre de la persona se inscribe en el Libro de los Santos de la Iglesia y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.

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Limosna

Participa en obras de caridad y actos de servicio para ayudar a los más necesitados, dando tu tiempo, tus talentos y tus bienes.

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Ayuno

Realiza diversas actividades cotidianas que impliquen un acto consciente de desprendimiento y que promuevan el autocontrol, como privaciones, ayunos y abstinencias. La finalidad es alcanzar mayor docilidad para seguir la voluntad de Dios.

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Oración

Dialoga con Dios, alábalo y pide que su Espíritu obre en nuestras vidas. Reflexiona en comunidad sobre las Escrituras. Asiste más a la Eucaristía. Participa en una jornada o retiro.