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Representa el momento litúrgico más significativo dentro de nuestra fe católica. Durante estos días, conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, el pilar fundamental de nuestra fe. Como se menciona en la Primera Carta a los Corintios (15,14), “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe”. La celebración de la Semana Santa nos invita a reflexionar sobre el profundo misterio que sustenta nuestra fe y a renovar nuestro compromiso con las enseñanzas del Evangelio.
El Triduo Pascual es el centro de la Semana Santa y del año litúrgico. Se inicia con la Misa Vespertina del Jueves Santo y concluye con la Vigilia Pascual del Sábado Santo. San Agustín, en una de sus cartas, los denomina como “los tres santísimos días de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo”
El recorrido de las 7 iglesias es una tradición católica que ha unido a las comunidades católicas a lo largo de generaciones. Desde la noche del Jueves Santo hasta la madrugada del Viernes Santo, los fieles visitan siete iglesias distintas para orar, reflexionar y acompañar a Jesús en su juicio, desde su arresto en el Huerto de Getsemaní hasta su condena a muerte.
El sacramento de la penitencia, también llamado la confesión, es el sacramento instituido por Cristo, que perdona los pecados cometidos después del bautismo y obtiene la reconciliación con la Iglesia, al pedir perdón ante un sacerdote y recibir la absolución sacramental.
Recordamos las últimas horas de la vida terrenal de nuestro Señor Jesús hasta su muerte a través del Vía Crucis, una devoción centrada en los misterios dolorosos de Cristo. Meditamos y contemplamos, caminando y deteniéndonos en cada una de las catorce estaciones.
Son las últimas frases que pronunció Jesús antes de morir, según los Evangelios. Estas frases son consideradas como un testamento espiritual y una fuente de profunda reflexión.
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Tómate un momento para realizar un examen de conciencia y busca el perdón de Dios en el sacramento de la Reconciliación. De esta manera, podrás renovar tu compromiso de conversión y reafirmar el lugar de Cristo en el centro de tu vida.
Profundiza tu relación con Dios y establece propósitos concretos para vivir de manera más plena el amor que Jesús nos enseña.
Acompaña a Jesús en su Pasión. Esta es una oportunidad invaluable para enmendar con amor las veces que le hemos dado la espalda a Cristo, al igual que sus apóstoles en el huerto, y para reconocer y transformar la indiferencia en la que a veces caemos frente al amor que Él nos brinda diariamente.
